domingo, 24 de agosto de 2008

Tic, tac, tic, tac, tic, tac, tic... no se contar, no se de números, ni sumar. No se calcular, si especular; pero las agujas entonan mi espera sin temer desafinar. Recostado en la alfombra de polvo de mis deseos con la puerta entre abierta espero tus caricias de avellana.
De niño siempre fui crédulo, creí en reyes, en la solapa, papa noel, el lobizón y otras sanatas. Creo en mí, no creo en dios todopoderoso, aunque antes sí. Creo en lo que veo, en lo que quiero, en los que me quieren, en lo que construyo, en lo que intuyo, en lo que escucho, siento, temo, como verán sigo creyendo. Será por eso que sigo esperando sentir esos roces de avellana iluminar mis mañanas.
Por un segundo quedo dormido, con mi cabecita recostada sobre tus pensamientos; desenredando nubes en tu melena: Dejate llevar… Con el talón arrimo las puertas de la prudencia. Con las vertebras cómplices de las vísceras intento tallar en mis piernas tus anecdotarios. Historias de risas, de ruedas, masitas, de rayos, veredas... Quisiera acompañarte a volar de la mano, sobre esas hojas estériles, poéticas, pero estériles. Hojas que arrastran fantasías de color recuerdo. Y con llantos lapachos, vetear el rastro de la nostalgia de añorar lo que nunca jamás sucedió, para que suceda. Quizás la paciencia de florecer, la esperanza de brotar me mantiene sembrando ilusiones de sal.
Quisiera que me hables y me mires, que me mires y no me hables. Que te rías, que me rías y me elijas. Que respires, y que con tu respiración tijeretees palabras de amor sobre mi pecho. Que huyas, te quedes sin aliento, y que vuelvas. Quisiera que me toques en el viento, que me sueñes sin hastío y que flotemos en el río con abrazos de metal. Que vuelvas a huir, por el miedo a amar. Que huyas, te quedes sin aliento, y que vuelvas por no poder más. Sin más, otras tantas cosas quisiera desear, pero sin ánimos de enumerar; ya que no se contar.
Te espero abrigado de sueños para que me despiertes. Mi torso desnudo, las manos cruzadas, patas enredadas y cabecita apoyada sobre mi almohada de palabras no dichas. El anotador en blanco y mis besos sin tocar recortados en cartón. El escritorio, un cajón, el espejo: tu reflejo y yo esperando. Esperando despertar para poder soplar dentro tuyo y no esperar más.

3 comentarios:

princesaperonista dijo...

usted me enamorà.-









disculpe si sus amores no permiten un comentario asì, pero me enamora.-



presentación ideal para perfil publico.-



lo beso.-

Domingo*s dijo...

Gracias! pero le recuerdo que no tengo amores que me priven este tipo de comentarios.
Y si lo/s tuviera, no me gustaría que me privara/n cosas.
Besos de espuma

El Gato de Cheshire dijo...

no es nada del orden de la ocupación. Sólo del orden del silencio, que a veces es tan bueno y a veces ocurre. Generalmente cuando un dolor nos roba todas las palabras.
Nada más
Pero desde cualquier tejado, lo leo.

su amigo gato