jueves, 30 de octubre de 2008

oda a arjona

Una mano poco conocida corre la cortina y entra el sol. Esa misma mano es el sol en persona. Tan poco tiempo, tanto amor, tantas personas... qué cosa rara la energía. Parece que en la montaña se respira mejor, eso dicen. Yo podría estar allí con esa gente sin respirar y seguiría viviendo.
Nunca me interesó la monogamia; así que no sé porque hacerme tanta historia si no pasa más que histeria. Bastó un poco de acero en la boca y amor verdadero para iluminar este cuarto ciego. Sin respirar podría seguir viviendo, pero no sin mis visitantes virtuales seguir escribiendo.
Que horror este texto, no puedo negar que arjona atravesó toda una generación. Y que este blog queriendo ser literatura no llega ni a diario intimo.
Igual sigo insistiendo: cuando se te ve ir, en tu espalda como eco, se sigue desenredando mi nombre.

domingo, 26 de octubre de 2008

*

Nunca pensé que tuvieras piel de chancho y cintura de boxeador. Pero es insospechable tu forma de esquivar ratones, convirtiéndolos en roses de espaldas mudas. Te resbala en sudor la no indiferencia, pero el olor no me gusta. Muchas veces huele a juego sucio. Sucio tu pelo, sucio tu juego, sucios mis pensamientos. Sin embargo, cuando se te ve ir, en tu espalda se sigue desenredando mi nombre.

miércoles, 8 de octubre de 2008

templado con precipitaciones hacias la noches

Los rayos de sol nos envolvían de silencio a la tarde. Mi cuerpo ensayaba en braile caricias para olvidarte, mientras mis celos injustificados jugaban a la escondida. Sin mirarnos no nos sacamos los ojos de encima.
Mentiritas piadosas lloraban letras en fa menor, soldando sonetos con roces de nosotros dos. Aún no entiendo que pasó en esos días. Porque pasó que no pasó... y si es eso en verdad lo que pasó. Pero de lo que estoy seguro es que: Sin mirarnos no nos sacamos los ojos de encima.