Mírame, que en mi egoísmo no puedo dejar de pensarte.
Piénsame, que en mi arrogancia no puedo dejar de desearte.
Deséame, que por mi orgullo no puedo dejarme olvidarte.
Olvídate, que caminado por la costa sin darme cuenta de rastro fui dejando tu nombre…
miércoles, 27 de enero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
y para seguir en el tren de las casualidades, yo organizaba un evento (ya no, aunque sigue) que se llama los AntiDomingos.
<><
Publicar un comentario